Hoy
en la sección de morfología os quiero hablar de una de las partes
esenciales en el caballo: los cascos.
El
caballo es un mamífero ungulado, como las vacas o los burros, esto
quiere decir que se apoya en el extremo de sus “dedos” para
caminar. Estos dedos se ven modificados hasta que se
forma una pezuña a su alrededor, a modo de protección.
Apunte
evolutivo:
El
antepasado conocido de todos los équidos era un mamífero hervíboro
de 20-40 cm de altura que vivió hace 55 millones de años; el
Hyracotherium o Eohippus. Tenía dedos en las
extremidades que terminaban en una uña. A medida que evolucionó,
sus dedos sufrieron una modificación, hasta que se volvió
monodáctilo, un solo dedo, que poco a poco se endurecería hasta
desarrollar los “cascos primitivos”.
Así pues, es evidente que el caballo necesita sus cascos para poder desplazarse; por lo tanto son una parte fundamental. Es un dicho conocido el de “sin pie no hay caballo”, ya que cualquier problema en las extremidades inhabilita al animal de forma indefinida o incluso permanente. Por eso me parece importante hablar sobre los cascos.
Anatomía:
El casco se divide en tres regiones
externas: pared, suela y ranilla.
- La pared es la parte que se puede ver cuando el casco está apoyado.
- La suela forma la mayor parte en contacto con el suelo (equivalente a nuestra planta del pie).
- La ranilla es una masa en forma de cuña o V que se encuentra en la parte posterior (trasera) de la suela. Se “separa” de la suela por lo que llamamos barras, y se cree que es una versión modificada de la almohadilla plantar de otros animales.
Y en cuanto a la anatomía interna,
distinguimos tres estratos:
- Estrato externo o cutícula, formado por material córneo no pigmentado. Se crea en la región coronaria*, y desde ahí crece hacia abajo (dirección al suelo).
- Estrato medio o protector, crece inmediatamente debajo de la piel del pie. Es la región más dura y gruesa. En el se encuentran los túbulos córneos, cuya función es redireccionar la fuerza que se ejerce cuando el animal pisa, de forma que el casco pueda soportar el peso.
- Estrato interno o laminar, que es el más profundo de los tres. Está compuesto por láminas (paralelas dérmicas y epidérmicas interdigitadas) las cuales se transforman en láminas terminales cuando se encuentran cerca del suelo, formando la línea alba*. La queratina formada en esta capa es más elástica y blanda, lo que permite que se deforme cuando el caballo ejerce presión contra el suelo, disipando el peso.
La línea alba es una zona
donde la queratina está carente de pigmentación, además de ser más
blanda. Es la “representación” del estrato interno, uniendo
pared y suela, en el exterior del casco. A nivel veterinario, puede reflejar problemas en la
fijación del casco, pero donde más importancia tiene es en el
herraje, donde le “indica” al herrador si puede clavar la
herradura a la pared.
En cuanto a la ranilla, es una
zona cuya queratina es más blanda, por lo tanto más elástica que
la pared del casco; la hipodermis está muy desarrollada y posee la
almohadilla digital, lo que le confiere a la ranilla una gran
importancia a la hora de absorber el peso o los choques.
Vascularización:
Las zonas del casco que gozan de un
mayor riego sanguíneo son aquellas en las que se da el crecimiento
del casco, es decir, la suela y el estrato externo. El pie presenta
muchas “uniones” entre arterias y venas, que mejora la
termorregulación, evitando así que los cascos de los caballos se
puedan congelar. Las venas del pie no tienen válvulas que ayuden a
la irrigación del mismo, si no que la circulación sanguínea se
produce con los movimientos del casco: en el apoyo, las venas son
comprimidas forzando a la sangre a que circule en sentido ascendente.
Crecimiento:
El casco tiene un crecimiento
continuo, similar al de nuestras uñas. Este crecimiento se estima de
unos 2 cms al mes, lo que hace que tengamos que recortarle los cascos
cada 6 u 8 semanas (de media).
El talón no debe estar descompensado,
mal recortado o sin herrar, ya que eso forzaría al animal a cargar
el peso en los tendones flexores*, lo que llevaría a desarrollar
tendinitis, fractura del cartílago... para ello, la punta del casco
-pinza- estará a 45º respecto a la posición de la caña*.
Cuidados:
Además del herraje cada 2 meses
aproximadamente, los cascos tiene otros cuidados.
La limpieza de éstos cada vez que
montemos al caballo, tanto antes como después, es esencial para la
correcta higiene; además de ayudar a detectar posibles heridas,
abscesos en el casco, podredumbre u objetos extraños.
Es importante revisar los cascos para la salud del caballo. |
Además, hay que revisar las
herraduras una vez al día -es sencillo y rápido, ya que lo podemos
hacer mientras limpiamos los cascos- para comprobar que se mantienen
bien fijadas a la pared del casco y que ningún clavo está fuera de
su sitio.
El uso de aceites para los cascos es
recomendado, siempre que se haga de la manera correcta. Como ya
expliqué en mi artículo “la limpieza del caballo”, existe una tendencia
a aplicar estas grasas cuando queremos que el casco se vea bonito
-hay quien lo hace todos los días- olvidando la parte de que estos
ungüentos tienen una función y un modo de uso.
- La grasa para cascos de color verdoso (por lo general hecha con aceite de laurel o similares) sirve para hidratar el casco, proporcionándole así más elasticidad, de forma que se evitan grietas en la pared del casco.
- La grasa de color negro (parecida al alquitrán) tiene el efecto contrario, haciendo que el casco no entre en contacto con la humedad exterior o reduciendo el porcentaje de humedad que absorbe. Evita posibles infecciones por hongos o podredumbres.
Es por ello que debemos usar el
ungüento más adecuado a la situación en la que se encuentre nuestro caballo (el verde
si está estabulado o en un clima seco, verano... y el negro si se
encuentra en un prado con tendencia a humedades, barro...) y por lo
general, no aplicarlo más de dos veces al mes (tanto en la pared
como en la suela, con un pincel).
Por supuesto, en estos casos quien
mejor os puede aconsejar es vuestro herrador.
Y así finalizo mi artículo sobre el
casco del caballo. He intentado que, aunque tratase sobre las partes
del casco, no se volviese demasiado técnico e incomprensible. Por
supuesto, si hay cualquier duda intentaré aclararla.
Tendón
flexor:
Un tendón es una estructura fibroelástica que une al músculo con el
hueso. En el caso del tendón flexor, que se sitúa en la parte
inferior de las extremidades, une el músculo flexor con las
falanges, lo que permite la flexión del casco. Se distinguen además
dos músculos flexores -con sus correspondientes tendones- el flexor
profundo de las falanges y el flexor superficial de las falanges.
Esquema anatómico de la mano del caballo, donde aparecen los tendones flexores. Tomada de http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?pid=S0301-732X2011000300002&script=sci_arttext |
Caña: parte
baja de la extremidad de un caballo, que se encuentra situada entre
la rodilla -o el corvejón en caso de las extremidades posteriores- y
el menudillo (articulación que permite mover el casco). Encontrarás
una imagen explicativa en mi artículo “La morfología del caballo”.
Espero que os haya gustado, y que
leáis mi próximo artículo. ^_^
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