El pura
raza árabe es una de las razas de caballos más antiguas que se
conocen, así como una de las más versátiles y famosas. Su
influencia ha sido tal que a día de hoy, la mayoría de las razas de
caballos tienen algún aporte del árabe.
Historia.
Hace ya
4.500 años se conocían caballos muy similares a los que hoy en día
entendemos por árabes. Gracias al comercio y a la guerra, la fama de
este caballo se expandió, y con ello la raza. Su tierra de
nacimiento es el Medio Oriente, en donde tenían una gran relación
con los beduinos, lo que dio lugar a un animal sensible y atento,
aunque también inteligente y rápido para las batallas.
La
selección natural ha sido muy importante en esta raza, donde las
duras condiciones de vida del desierto sólo daban lugar a que
sobrevivieran los más fuertes y mejor adaptados. Además, el
aislamiento de las tribus de beduinos hizo que sus caballos se
mantuvieran como una raza relativamente pura; aunque de vez en cuando
se producían cruces de animales entre tribus, los que ayudaba a
evitar problemas genéticos.
Morfología.
La
morfología de este animal en muy importante para los amantes de la
raza, con lo cual hay una serie de reglas para su identificación, la
cual no debería de ser complicada ya que ésta es una de las
razas que menos aportaciones de otras ha sufrido (por lo general es
el árabe el que se usa para mejorar otras razas, no al revés).
La
cabeza tiene forma de cuña cuando la vemos de
perfil. Los ojos son amplios y almendrados y el hocico es pequeño y
fino, con unos amplios ollares*. Las orejas también son pequeñas y
muy móviles, lo que hace a estos animales muy expresivos.
Aquí vemos con facilidad la forma de cuña de la cabeza. Imagen tomada de http://es.wikipedia.org/wiki/Caballo_tordo#mediaviewer/Archivo:Asil_Arabian_Mare_AC2008_0001.jpg |
El
cuerpo es pequeño y potente, con espalda corta, grupa
grande en relación al lomo y la característica más destacable : el
porte de la cola, la cual ya tiene un nacimiento muy alto que se
acentúa cuando el animal se mueve o está excitado, pudiendo llegar
a colocar el maslo* casi vertical respecto al suelo. Ésto se debe a
que algunos árabes tienen 5 vértebras lumbares en lugar de 6 y 17
pares de costillas en lugar de 18; lo que les proporciona también
mucho aguante y fuerza.
La
alzada de esta raza no es mucha, y suelen ser animales
que rondan entre 1,48 metros y 1,58 metros a la cruz, aunque
realmente no existe un límite. Por lo general, una línea de árabes
que esté más centrada en ganar alzada perderá otras
características; por lo tanto una raza de árabes muy alta no es muy
buscada entre los criadores.
El pelo
es muy fino y sedoso, lo que da lugar a que se les noten las venas.
La piel es siempre negra, exceptuando las zonas que, por marcas de
nacimiento, tengan la piel rosada (manchas en el pelo, por ejemplo).
Alrededor de los ojos y ollares, hay tan poco pelo que les da aspecto
de llevar el ojo pintado en negro, lo que se suele destacar en los
concursos untando un poco de aceite de almendras dulces alrededor de
ojos y ollares, para dar brillo a la piel negra.
No es raro que se les rasure los 5 primeros centímetros de crin por
detrás de las orejas (testuz o nuca), dejando el resto largo de forma que destaque
más la curvatura de la cabeza y el cuello.
El
movimiento del árabe es gracioso y altivo,
ligero y rápido. Es importante para un ejemplar de
esta raza que sus aires no se vean pesados, si no que parezcan
orgullosos. El árabe se mueve con la cola y la cabeza en alto y su
impulso viene generado desde la parte alta de la espalda y de los
corvejones*; los cuales desarrollan unos pasos muy amplios y una muy
buena flexión de las articulaciones.
El
temperamento del caballo árabe es tranquilo y
predispuesto al trabajo con el humano, aunque también es un caballo
de “sangre caliente” y por ello con un carácter fuerte. Este
último detalle es el que ha llevado al pura raza árabe a cruzarse
con otras razas como el pura sangre inglés para así mejorar su
carácter y manejo sin, por ello, quitarle potencia y brío a los
animales.
Aptitudes.
Finalmente,
hablando de la competición, esta raza destaca por su polivalencia.
Es bueno en salto por su potencia, en doma por sus buenos aires y su
porte, en horseball* por su resistencia y su baja estatura, etc; pero
donde más destaca es en las disciplinas de Raid*, en la que prima su
gran resistencia y en concurso completo, donde combina sus
habilidades para salto y doma con su resistencia y velocidad.
En
cuanto a los concursos de morfología, lo que primero se observa en
esta raza son los movimientos, el “tipo” -características
generales que a primera vista te hacen saber que pertenece a esa
raza- y los aires. Un examen más exhaustivo de la cabeza, el cuello,
la espalda, la cruz, el dorso, el cuerpo, la grupa, la cola, las
extremidades y cascos, la capa, la piel y pelo y el movimiento dará
lugar a respaldar -o cambiar- la primera impresión causada a los
jueces.
Caballo árabe en un concurso de morfología. Imagen tomada de http://es.wikipedia.org/wiki/Caballo_%C3%A1rabe |
Maslo: Prolongación de la columna vertebral del caballo, que da lugar a la cola del animal. Es responsable de su movimiento y del equilibrio.
Ollares:
Fosas nasales de los caballos.
Corvejones:
Articulación media, equivalente a nuestra rodilla, de las patas
posteriores -pies- del caballo.
Horseball:
Juego basado en una mezcla de baloncesto, rugby y equitación, en el
que los jinetes deben encestar una pelota con asas en unas canastas
dispuestas en la pista.
Raid:
Prueba de esfuerzo para jinete y caballo, en la que se han de
recorrer largas distancias en todo tipo de terrenos, a la vez que
dosificamos el esfuerzo que han de hacer nuestras monturas.
Para una explicación más detallada de la morfología del caballo, te recomiendo mi artículo "La morfología".
Y así
terminamos con la primera de las razas de la sección de morfología.
Espero
que os haya gustado, y que leáis el siguiente artículo. ^_^
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